Daniela Lisbôa, Asistente de divulgación científica de la revista DADOS y doctoranda en Sociología en la Instituto de Estudos Sociais e Políticos (IESP) de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ), Rio de Janeiro, RJ, Brasil
Giovanna Monteiro-Macedo, Asistente de divulgación científica de la revista DADOS, Instituto de Estudos Sociais e Políticos (IESP) de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ), RJ, Brasil
Marcia Rangel Candido, Editora adjunta de la revista DADOS, Rio de Janeiro, RJ, Brasil, y Investigadora Integrada en el Centro de Investigação e Estudos de Sociologia (CIES) de lo Instituto Universitário de Lisboa (Iscte), Lisboa, Portugal
La internet y, más recientemente, las redes sociales, cambiaron drásticamente la velocidad con que las informaciones circulan en el mundo. A lo largo de las últimas décadas, presenciamos un desplazamiento de la ciencia, tradicionalmente comunicada por canales especializados, hacia plataformas digitales, que están marcadas por lógicas algorítmicas, formatos efímeros y métricas de compromiso.
Si una de las máximas de las comunidades científicas hace algunos años se consolidó con la norma de que “si no está publicado, no existe”, actualmente, enfrentamos la dificultad de tornar resultados de investigación más visibles, en un contexto de inmensa productividad y disposición de informaciones.
Más que “traducir” descubrimientos para un público lego, la divulgación científica pasó a ser entendida como una práctica intelectual específica y esencial. Hoy, ella no apenas amplía el acceso a la ciencia, como también reconfigura la propia forma de producir y comunicar saberes. La creación de premios de divulgación científica por asociaciones científicas, la proliferación de muestras de materiales audiovisuales en congresos académicos o la exigencia por agencias de fomento de planes de divulgación científica en proyectos de investigación nos dan pistas de ese amplio cambio.
La divulgación científica se tornó, por tanto, un campo de conocimiento propio que atraviesa la investigación, permitiendo una aproximación no solamente con no-académicos, sino también entre diferentes generaciones dentro de la academia. Se trata de construir puentes entre la producción académica y el debate público, reconociendo que la ciencia también se hace en las formas como ella es narrada, visualizada y compartida.
Esa transformación es tanto comunicacional como epistemológica. Como propuso Jepsen (2014), vivimos en un tiempo en el cual los datos científicos se tornan accesibles a cualquier persona con conexión a internet, lo que transforma al público en espectador y, en cierta medida, participante del proceso científico. Esa apertura trae consigo desafíos y posibilidades, entre los cuales se destacan la necesidad de síntesis, claridad y compromiso con la transparencia, sin empobrecimiento o descalificación de lo que está siendo comunicado sobre resultados de investigación.
Nuestra política de divulgación científica crece a partir de este contexto. DADOS es una revista académica con más de medio siglo de publicación continua. A lo largo de esa historia, nos consolidamos como una de las revistas más tradicionales de las ciencias sociales en América Latina, teniendo alcance considerable también en países europeos, como Portugal y España.
Desde que iniciamos la actuación en las redes sociales, hemos experimentado lenguajes, formatos y rutinas de producción y divulgación capaces de traducir artículos científicos complejos y detallados para formatos más concisos, como leyendas cortas, imágenes y videos. La intención no es sustituir la lectura dedicada del artículo completo, sino llamar la atención a su contenido y estimular citaciones y diálogos.
En poco tiempo, consolidamos una presencia relevante en múltiples plataformas. En Instagram, llegamos a la marca de 4.207 seguidores y ya produjimos 561 publicaciones.
También consolidamos nuestra presencia en X (antiguo Twitter), donde, hasta 2024, ultrapassamos 5.000 seguidores, siendo la revista de ciencias sociales brasileña con más impacto en esta red. Sin embargo, la caminada es sinuosa. En ese mismo año, DADOS tomó la decisión de cerrar su cuenta en la plataforma, en consonancia con un movimiento más amplio observado en la comunidad científica.
Según una investigación publicada y conducida por la revista Nature, presentada en la materia Thousands of scientists are cutting back on Twitter, seeding angst and uncertainty, más de 50% de los 9.200 científicos entrevistados relataron haber reducido significativamente el uso de la plataforma a mediados de 2023, mientras cerca de 46,1% migraron para otras redes sociales. Las motivaciones para ese cambio incluyen el aumento de la desinformación, la proliferación de “trolls” y el ambiente hostil, intensificado después de la adquisición de Twitter por Elon Musk en 2022.
La decisión de DADOS, por tanto, refleja tanto la evaluación crítica de su propio recorrido digital como la percepción de las transformaciones más amplias que vienen reconfigurando las dinámicas de divulgación científica en las redes. En ese contexto, buscamos construir nuestra presencia en nuevos espacios, como Bluesky y Threads.
Sin embargo, esas plataformas aún funcionan, por ahora, como soluciones transitorias para una cuestión más profunda: el tensionamiento entre la producción de conocimiento y el control de las big techs sobre los medios de circulación de la información.
En esa trayectoria, observamos la creciente eficacia de ciertos formatos. Por ejemplo, hace algunas semanas, publicamos en Instagram un corte de video del evento A Edição de Revistas em Língua Portuguesa: Desafios e Caminhos (solo en portugués) promovido a través de una asociación entre DADOS, revista que es editada en el Instituto de Estudos Sociais e Políticos de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (IESP-UERJ), en Brasil, y la revista Sociologia, Problemas e Práticas, editada por el Centro de Investigação e Estudos de Sociologia de lo Instituto Universitário de Lisboa (CIES-Iscte), en Portugal.
El evento reunió en el día de su ocurrencia cerca de 60 participantes. Disponibilizado después en el canal en YouTube del CIES, el video reúne, hasta el momento, 38 visualizaciones. Sin embargo, en el recorte que hicimos para la red social, el alcance llegó a casi 3.000 visualizaciones, demostrando el poder de circulación del formato audiovisual en la plataforma. Ese éxito refuerza algo que hemos percibido: el desempeño de impacto en Instagram es mejor para videos cortos en detrimento de imágenes estáticas y textos, lo que se refleja en los altos índices de compromiso que hemos registrado cuando trabajamos con tal abordaje.
Sin embargo, no son apenas los videos que han generado un impacto significativo. Entre los meses de enero a abril de 2024, nuestro perfil en Instagram registró más de 66.000 visualizaciones, demostrando que, a pesar de los cambios en las preferencias algorítmicas, las imágenes continúan teniendo su utilidad en la comunicación científica, ya que aún representan la mayor parte de nuestro contenido.
Ese compromiso nos motiva a continuar explorando diferentes tipos de contenido y formatos, siempre con el objetivo de preservar el rigor y la calidad de la información científica, sin limitarnos a las exigencias de la plataforma.
Como parte de nuestras buenas prácticas en las redes sociales, implementamos el uso de la hashtag #ParaTodosVerem (para que todos lo vean). Ese recurso tiene como orientación garantizar la inclusión de personas con deficiencias visuales, proporcionando descripciones más accesibles y detalladas de las imágenes publicadas. La idea es ir más allá de las leyendas, que muchas veces no capturan la totalidad del contenido visual, y promover algún tipo de accesibilidad digital, acción que grupos de trabajo de la Red SciELO han recomendado.
A pesar de mantenernos activos en los debates sobre innovaciones y mejoras en la popularización de las investigaciones académicas, vale puntuar dos tensiones.
En primer lugar, cabe destacar que la divulgación científica es también un trabajo especializado, que posee formaciones específicas y que no todo científico está dispuesto o calificado a hacer. Es notorio que las carreras académicas han sido precarizadas en diversas partes del mundo y el nivel de demandas direccionadas a los investigadores vienen generando frecuentes problemas de salud mental entre la comunidad. Discutir mejoras en el alcance de las revistas académicas requiere igualmente dar atención a las condiciones de trabajo de aquellos que las construyen y sustentan.
Por otro lado, muchos sugieren que las actividades de divulgación científica ayudan a promover una aceleración exacerbada de la comunicación de investigaciones, lo que, supuestamente, también genera la pérdida de calidad de lo que se debate en la ciencia y el riesgo de refuerzo a la difusión de informaciones falsas. En relación a eso, es preciso cautela doblada.
Sin embargo, argumentamos que la ciencia — sobre todo las ciencias sociales — debe ocupar los nuevos espacios que la sociedad viene creando. Si el escenario ya está malo con científicos que se esfuerzan para intervenir en los espacios públicos y alcanzar a la población, imagine sin ellos(as).
Referencias
JEPSON, K.M. An examination of the effects of digital media on the communication of science. Bozeman: Montana State University, College of Arts & Architecture, 2014.
VALERO, M.V. Thousands of scientists are cutting back on Twitter, seeding angst and uncertainty. Nature [online]. 2023, vol. 620, no. 7974, pp. 482–484 [viewed 08 August 2025]. https://doi.org/10.1038/d41586-023-02554-0. Available from: https://www.nature.com/articles/d41586-023-02554-0
Enlaces externos
DADOS – Revista de Ciências Sociais
DADOS: Site | Instagram | Bluesky | Threads
Sociologia, Problemas e Práticas
Como citar este post [ISO 690/2010]:
Comentarios recientes